Importancia de la Relación Terapéutica
La relación terapéutica tienen un rol fundamental para lograr el éxito de la terapia. La psicoterapia tiene como base la relación interpersonal que se establece entre terapeuta y paciente y dependiendo de cómo sea esta, la terapia tendrá más o menos éxito. Por eso, es tan importante que los pacientes/clientes se sientan cómodos con el psicoterapeuta con el que estén realizando la terapia.
¿QUÉ ES LA RELACIÓN TERAPÉUTICA?
La relación terapéutica es una negociación en la que se establecen acuerdos de las sesiones, objetivos, tareas, metas, etc, en la que a través del discurso que se desarrolla entre terapeuta y paciente se va construyendo / reconstruyendo un vínculo de confianza y empatía.
LA RELACIÓN TERAPEUTA-PACIENTE INFLUYE EN EL ÉXITO DE LA TERAPIA
Uno de los factores de la relación terapéutica que más ha resaltado, es el de la alianza terapéutica. Esta dimensión aborda diferentes aspectos a tener en cuenta, tales cómo: el vínculo emocional profundo que se establece entre ambos, el acuerdo respecto a los objetivos de la terapia y el acuerdo sobre cómo y con qué tipo de tareas se llevaran a cabo estos objetivos. Esto significa, estar de acuerdo con el funcionamiento de las sesiones y con la realización de tareas entre sesiones. En función del cumplimiento y respeto de esto acuerdos, el tratamiento saldrá adelante o se perderá por el camino. No son los únicos aspectos, pero sí son muy importantes.
Asimismo, si no se construye una relación de empatía y confianza, es muy difícil que se lleve a cabo una buena relación terapéutica y por lo tanto, no habrá eficacia en el tratamiento.
Es fundamental que el paciente se sienta escuchado, comprendido, que sienta que los objetivos tienen que ver con él y que son para su beneficio. Si el paciente no se compromete con el tratamiento, ni tiene voluntad para hacer un cambio, difícilmente el tratamiento saldrá adelante. Por ello, la función del terapeuta durante las primeras entrevistas es realizar un buen rapport y que ayude al paciente a ver qué cosas quiere cambiar en su vida y qué cosas quiere mantener igual, qué cosas le están perjudicando o generando conflictos y cuáles son las que le producen un bienestar integral. Así mismo, el paciente tiene que sentir la suficiente confianza para abrirse al terapeuta, sentirse respetado y sobre todo no juzgado, sentir que el espacio de psicoterapia es un lugar seguro donde puede poco a poco mostrarse tal y como es sin peligro de ser atacado o criticado.
¿QUÉ ES LA ALIANZA TERAPÉUTICA?
Para ser más precisos, la alianza terapéutica es el punto de encuentro entre el paciente y el terapeuta. Es un vínculo único que se establece en la terapia y sobre el que se basa la confianza y el entendimiento necesarios para abordar el proceso de cambio en el que el paciente se halla inmerso.
ACTITUDES DEL PSICOTERAPEUTA
La relación terapeuta-cliente, que se establece en el proceso psicoterapéutico, como ya se ha mencionado líneas arribas es importante y básico para el funcionamiento de la terapia; sin embargo, hay más factores que aportan al éxito del proceso.
Por un lado, depende mucho la disposición que tenga el paciente y por otro lado, el perfil, actitudes y habilidades del terapeuta, éste debe saber emplear la escucha activa, un grado adecuado de empatía, la aceptación del paciente-cliente, es decir, aprender a no juzgar para que el paciente se sienta cómodo y apoyado en el proceso de recuperación y crecimiento que está emprendiendo.
Es muy importante no olvidar, que el psicoterapeuta tiene que estar alerta a lo que le pasa al paciente pero sin dejar de estar atento a sus propias emociones, sensaciones y pensamientos, ya que si no hay una autorregulación de ello por su parte, puede generar confusión y conflictos con él mismo, con el paciente y en el proceso terapéutico.
Estas son algunas actitudes/habilidades importantes de un psicoterapeuta:
- Empatía: conectar con las emociones y experiencias del paciente. “Ponerse en su lugar”.
- Escucha activa: prestar atención a lo que manifiesta el paciente.
- Confianza en el paciente: en la voluntad e intención de generar un cambio y en sus propios recursos.
- Capacidad: de ver a la persona como un todo.
- Autoconocimiento: para diferenciar y ser consciente de lo que pertenece al paciente, al terapeuta y así no caer en transferencias o contratransferencias.
- Comunicación asertiva: para dialogar con el paciente de la forma más adecuada, con tacto, sin juzgar y/o lastimar al paciente. Además, terapeutas que evitan decir algo por no generar conflicto, pueden tener mayores dificultades para gestionar situaciones de confrontación en terapia.
- Proximidad con el paciente: de forma medida, no en demasía, ni por el contrario con actitudes distantes porque dificultan el proceso.
- No juzgar: Tolerar las emociones ajenas, separar el hecho de no estar de acuerdo con algo y concentrarse en el paciente.
- Capacidad para reconocer sus límites: y para derivar si lo fuera necesario.
- Autenticidad: mostrarse tal cual es, humilde y auténtico para que pueda hacer cuando se requiere de espejo al paciente.
CONCLUSIÓN
Una buena relación terapéutica, es donde ambos llegan a un acuerdo para lograr el crecimiento y beneficios del paciente, es donde el terapeuta realiza un acompañamiento y el cliente desarrolla confianza y motivación para llegar a un cambio en lo que necesite, teniendo en cuenta que los roles de ambos estén claros.
“Es importante señalar, que el proceso psicoterapéutico debe darse en el <aquí y ahora>, en el presente, así el terapeuta puede ayudar al paciente a identificar sus emociones, recuperar el contacto con ellas y lograr la regulación de las mismas, además de que pueda aceptarlas y expresarlas de manera adecuada.”
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